Desde hace algún tiempo, en las órbitas de mi cerebro transita la idea de la "ingesta literaria" entendida como proceso digestivo-cognitivo, que transforma los conceptos en sustancias asimiliadas por nuestro intelecto...
Pues bien, si se trata de digerir, creo que hay tantos libros como alternativas culinarias... uno para cada gusto o necesidad.... existen sanas ediciones sin ingredientes artificiales... también hay textos medicinales (que no son agradables, pero vitales para una mente saludable); otros son como golosinas: estimulantes al paladar, pero cuyo exceso produce caries intelectuales y, por supuesto, sobreabundan los libros basura (JunkBook=JunkFood) que últimamente parecen proliferarse más que una manada de conejos en celo....
Como consecuencia de esta "digestión cerebral" se originan las energías necesarias para toda actividad cognitiva; como contraparte, también se producen las materias primas de la evacuación cotidiana (si tenemos una buena digestión, por supuesto).
Cuidado!!! hay muchos libros diuréticos y que provocan diarrea hasta la deshidratación... En este caso se recomienda que ante la ausencia de papel higiénico, se utilicen sus páginas, por muy áridas que parezcan, al menos tendrán un uso digno. (Dentro de la mencionada categoría, encontrarían un espacio conveniente en todos los baños públicos algunas copias de Corín Tellado, Cohelo, Osho, Nueve o Diez... sin menospreciar alguna Ley de reciente promulgación).
El punto es que se debería observar atentamente el sustento intelectual: estreñimientos, gastritis, úlceras y todo tipo de malestares están a la orden del día y ocasionan desde intoxicaciones hasta la muerte del intelecto.
Ahora más que nunca entiendo porqué encontramos a menudo individuos que pronuncian tantas palabras que apestan...
